Y sin saberlo sucedió.

19:12 Mónica 0 Comments


Hacía mucho tiempo que no hablaba contigo, que no exponía mis sentimientos de esta forma. Desapareciste por un tiempo de mi Blog, que no de mi vida, afortunadamente. Hace horas me hiciste dos preguntas, y yo no supe responderte como te mereces, porque mi fuerte no es la expresión con sonidos, mi fuerte no es el habla...mi fuerte es este, escribir...y quiero aprovecharlo para responderte.


"El Sol cubría la mayor parte de la habitación, era Sábado y ninguna de las dos tenía que ir a trabajar aquel fin de semana, así que la noche anterior habían podido acostarse sin la presión de tener que escuchar el despertador a la mañana siguiente. Una de ellas dormía plácidamente y la otra llevaba horas observando. Observando todo y nada a la vez, era una de esas noches en las que te da por repasar tu vida...y en eso estaba. Miraba su habitación, su cama enorme, su pared de piedras, su luz tenue, el cerrojo de la puerta y la puerta del baño. El cuadro con el dibujo echo a mano de ambas...miraba sobre su mesilla, donde descansaba otro marco con otra fotografía distinta, pero con las mismas protagonistas. Detuvo esa visita guiada en ella, en la persona que descansaba a su lado, y no podía evitar sonreír...estaba tan guapa así...recordaba muchos momentos a su lado, muchos años a sus espaldas, muchas sonrisas y muchas lágrimas...recordaba muchas discusiones y muchas reconciliaciones, muchos baches, muchas barreras...y muchas fuerzas. Recordaba miradas, caricias, besos, noches y mañanas plagadas de pasión, y alguna que otra tarde de domingo aburrida. Recordaba el amor, el que siempre había estado presente, el que nunca, ni en los momentos más malos, se había ausentado. Suspiraba, porque no podía hacer otra cosa, suspiraba porque ahí estaban. De pronto, su compañera abrió uno de sus ojos, y lo volvió a cerrar mientras suspiraba.

- ¿Qué haces? - preguntaba con voz adormilada, como si aún siguiese durmiendo.
- Nada, mirarte - sonreía.
- ¿No has dormido nada?
- Sí...si que he dormido...
- Mentirosa - una sonrisa apareció en su cara.
- Bueno vale, no he dormido - cedió al sentirse descubierta, la conocía mejor que nadie.
- ¿Ha sido por mi? ¿Te he molestado? - se preocupó, una vez más.
- No, esta noche te has portado bien...solo me has dado un par de patadas - reía.
- Qué mentirosa eres - reía aún con los ojos cerrados - yo no doy patadas... - ponía voz de niña.

Suspiró y abandonó su postura sentada para tumbarse al lado de ella. Las tapó con el edredón y debajo de él, pasó la mano por su cintura y se arribó más a ella, después le dio un beso en la nariz.

- ¿Tú has dormido bien? - preguntó en susurros.
- Sí, pero...yo aún no me quiero levantar, ¿eh? Que estoy muerta...
- Venga ya, si no haces nada... - bromeó - si tuvieses que hacer lo que hago yo en el trabajo...
- Perdona - abrió los dos ojos - pero atender a niños es muy cansado.
- Más cansado es estar corriendo de aquí para allá, subiéndote de la ambulancia, bajándote, subiéndote... 
- Anda calla y duérmete - le dio un pequeño golpe.
- No tengo sueño - se quejó.
- Pues vete a hacerme el desayuno, que no me haces nada.
- Vale - sonrió encantada por tener algo en lo que entretenerse.

Le dio un beso rápido en los labios, que a su compañera le supo a poco, como siempre, y salió de la habitación. Recorrió el pasillo, con muchas fotografías en las paredes, con muchos recuerdos albergados en ellas. Llegó a la cocina y preparó un desayuno que le encantaba: tortitas caseras con nocilla caliente. Y, como hacía muchísimos años, cogió un papel y escribió en él la misma frase que hacía años: "Buenos días. Te quiero".

La quería, y tanto que la quería, y le encantaba...le encantaba su pereza por las mañanas, y su pereza por las noches, le encantaba cuando ponía voz de niña pequeña para defenderse de algo, su preocupación porque todo estuviese bien, porque ella estuviese bien. Le encantaba sus caricias, sus miradas, y hasta le encantaba que tuviese el monedero lleno de tarjetas y vales con descuentos. No había cambiado, y le encantaba. Le encantaba haber encontrado en ella un alma gemela en cuanto a los niños, le encantaba lo sensible que era, y lo vulnerable que parecía ser en sus brazos. Y por todo eso, aquella mañana le iba a hacer un regalo, se lo había dejado a la vecina aquella noche, que había aceptado encantada guardárselo.

Salió un momento a recogerlo, y en cuanto estaba entrando por la puerta, la vio aparecer en el salón.

- ¿Pero qué haces? ¡Deberías estar en la cama! - se quejó - tú y tu impaciencia...
- Es que tardabas mucho...¿qué es eso? - miró la caja - ¿no será...?
- Contigo es imposible...
- ¡No me digas que...! - abrió la caja y su sonrisa se agrandó.
- Pues si, es...
- Ay, pero mírale...qué monada... - la miró unos segundos - pero...¿por qué? ¡si no te gustan! ¡si no los soportas!
- Por tu sonrisa, porque me encantas, y porque te mereces que te demuestre después de tantos años lo mucho que te quiero. - sonrió - Pero una cosa, a pasear lo sacas tú, que eso es un porculo."


Me gusta de ti que me permites imaginar un futuro posible, que imagine un futuro en el que exista algo que en el presente no soporto porque sé que mi amor por ti podría superar cualquier barrera, tarde o temprano. Me gusta de ti que no te rindes, que siempre luchas por nosotras, que siempre luchas por mi. Me gusta de ti que me haces reír con cosas simples, que no te crees que eres buena persona. No sé si decirte que te quiero, que te he querido cada uno de estos días, sirve como muestra o como demostración...pero actualmente no se me ocurre una demostración que esté tan a la altura de lo que mereces, pero todo se andará.



0 comentarios: