Compañero del alma, compañero.

10:56 Mónica 2 Comments

Me había prometido a mi misma no escribir sobre esto. Pero me resulta imposible. Imposible...tanto como imaginar que ya no estás, que ya no vas a volver a sonreír, a llamar a Angelina Jolie "Angeli Joli", que ya no te vas a volver a reír mientras niegas con la cabeza por los comentarios que a veces tenemos. Que ya no vas a volver a repartir exámenes, ni vas a preguntarme después, en confianza, si me ha parecido difícil.

Has sido la mejor, has sido esa persona que siempre está ahí por si tienes un problema, fuiste la que me animó en todo esto de la escritura, la primera que vio en mi algo especial y confió en mi...

Siempre te guardaré un cariño especial, y por supuesto, sonreiré...porque sé que estés donde estés, eso es lo único que quieres.

Me alegro de haber tenido tiempo para decirte que te quiero.

PD.: Voy a empezar "Todo es silencio", seguro que acertaste en recomendármela.



Yo quiero ser llorando el hortelano
de la tierra que ocupas y estercolas,
compañero del alma, tan temprano.

Alimentando lluvias, caracolas
y órganos mi dolor sin instrumento,
a las desalentadas amapolas

daré tu corazón por alimento.
Tanto dolor se agrupa en mi costado
que por doler me duele hasta el aliento.

Un manotazo duro, un golpe helado,
un hachazo invisible y homicida,
un empujón brutal te ha derribado.

No hay extensión más grande que mi herida,
lloro mi desventura y sus conjuntos
y siento más tu muerte que mi vida.

Ando sobre rastrojos de difuntos,
y sin calor de nadie y sin consuelo
voy de mi corazón a mis asuntos.

Temprano levantó la muerte el vuelo,
temprano madrugó la madrugada,
temprano estás rodando por el suelo.

No perdono a la muerte enamorada,
no perdono a la vida desatenta,
no perdono a la tierra ni a la nada.

En mis manos levanto una tormenta
de piedras, rayos y hachas estridentes
sedienta de catástrofes y hambrienta.

Quiero escarbar la tierra con los dientes,
quiero apartar la tierra parte a parte
a dentelladas secas y calientes.

Quiero minar la tierra hasta encontrarte
y besarte la noble calavera
y desamordazarte y regresarte.

Volverás a mi huerto y a mi higuera:
por los altos andamios de las flores
pajareará tu alma colmenera

de angelicales ceras y labores.
Volverás al arrullo de las rejas
de los enamorados labradores.

Alegrarás la sombra de mis cejas,
y tu sangre se irá a cada lado
disputando tu novia y las abejas.

Tu corazón, ya terciopelo ajado,
llama a un campo de almendras espumosas
mi avariciosa voz de enamorado.

A las ladas almas de las rosas
del almendro de nata te requiero,
que tenemos que hablar de muchas cosas,
compañero del alma, compañero.

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