Apariencias.

13:50 Mónica 3 Comments

Todos llevamos una armadura con nosotros, un escudo cual romano. Una defensa frente al enemigo, que normalmente es lo desconocido. Creamos escudos para que nos defiendan del amor, del cariño, de la confianza o la cercanía, porque ni nosotros mismos sabemos cuánto somos capaces de entregarnos a los demás y no estamos seguros de si esa entrega se va a ver recompensada. Frente a la ignorancia decidimos echarnos atrás. ¿Poner distancia? ¡Já!, como si eso fuese a borrar lo que sentimos. Nos cuesta arriesgar, tanto como si nuestra vida dependiese de ello. Y no nos damos cuenta que si nos sale mal y caemos, siempre vamos a levantarnos, porque es una ley oficial de la vida, nadie se queda en el suelo. Y somos capaces de inventarnos las escusas más absurdas y sin sentido que se nos puedan pasar por la cabeza con tal de no dar un paso más por miedo. Discutimos sin motivo, o por un motivo que no es merecedor de una discusión. Damos rodeos dubitativos, tambaleándonos. Y aspiramos a aparentar serenidad y control, confianza en nosotros y en nuestros sentimientos, que nunca tienen nada que ver con los verdaderos, por favor. Nos engañamos y lo sabemos, pero qué más da; nos ha quedado creible el discurso. ¡Y la de oportunidades en la vida para ser felices que perdemos por hacer esto! ¡La de trenes que permanecen parados en nuestra estación por tiempo indefinido esperando que nos subamos en él! Pero nunca nos subimos, y qué tonta es esa persona a la que se le ocurra pensar que nos queríamos subir. Y todos, y repito, todos, sabemos que empezamos a arrepentirnos en el momento en el que el tren cierra sus puertas dispuesto a marcharse y alejarse de nosotros.

Trato de convencerme que estás en el pasado
y del alma y la mente te borré...
¿A quién quiero mentirle? - Marc Anthony


3 comentarios:

  1. Vaya, qué bien escribes :) Tienes toda la razón!
    Pero a veces las heridas cuesta que cicatricen más y por eso, dejamos escapar trenes que a lo mejor ayudarían a que nos curásemos antes... y otras veces, simplemente hacemos o creemos que es más de lo que realmente es.
    Cada uno necesita su tiempo, su camino... en el que hay una serie de oportunidades y cada uno toma su decisión cuando puede o cuando quiere, depende.
    Es un texto de los que hacen pensar =) y me gusta. Te sigo! ^^
    Si te pasas por mi blog, espero que te guste. Al rato, me he dado cuenta de que ambos tienen el mismo tema, por la costumbre de ver al mío así, durante un segundo pensé que me había metido a mi blog.
    Un saludo!

    ResponderEliminar
  2. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  3. =) tu entrada me ha recordado un montón a la canción de fondo flamenco... "Y tú ahí mirando a la nada, viendo como pasa la vida pero no haces nada. Esperas sentada a que se destruya tu alma. Y pasan los años, los meses, los trenes y tú en el andén pero siempre los pierdes..."
    Pero bueno, pediré que me perdone el mundo, que yo soy así como dices =p

    ResponderEliminar